jueves, 15 de diciembre de 2011

FAUSTO de JOHANN WOLFGANG VON GOETHE

Es una obra trágica enteramente dialogada, concebida más para ser leída que para ser representada.  Fue publicada en dos partes: Faust: der Tragödie erster Teil (Fausto: Primera parte de la tragedia) y Faust: der Tragödie zweiter Teil (Fausto: Segunda parte de la tragedia). 

La Primera parte fue en principio terminada por Goethe en 1806. Su publicación en 1808 fue seguida de una edición revisada en 1828–1829, que sería la última editada por el propio autor. Previamente, había aparecido una versión parcial en 1790 titulada Fausto, un fragmento. Las primeras versiones de la obra, conocidas como el Urfaust, fueron elaboradas entre 1772 y 1775; sin embargo, los detalles de esa elaboración no están enteramente claros.

PRIMERA PARTE:
La obra empieza con una escena en el cielo, en la que Dios y Mefistófeles (el Diablo) hacen una apuesta, la cual estipula que Mefistófeles podrá sacar del buen camino al doctor Fausto, cosa que Dios no cree posible.

El doctor Fausto se encuentra pensando en su habitación, y su discípulo Wagner viene a buscarle para recordarle que pronto vendrán los días de fiesta, y le manifiesta sus intenciones de salir a socializar con la demás gente. Fausto y Wagner salen al pueblo, y al rato de caminar, Fausto se sienta en una roca, y vea a un perro negro que aparenta estar perdido, y que se le va acercando poco a poco. Al llegar el perro al lugar donde Fausto y Wagner se encontraban, Fausto se encariña con el perro, y al encontrarlo inofensivo, decide llevarlo a casa.

Al llegar a casa este perro que Fausto recogió resulta ser Mefistófeles, y hablan durante un buen rato sobre los placeres de la vida humana, pero luego Mefistófeles engaña a Fausto y se va, prometiendo volver.

A su vuelta, Fausto y Mefistófeles hablan con mayor confianza, y llegan a un pacto: Fausto acepta dar su alma al diablo, si este es capaz de proporcionarle los más intensos placeres de la vida humana, y se estipula que al llegar el placer a la intensidad en la cual Fausto no pueda soportarlo y decida detenerse y vivir ese momento eternamente, podrá morir.

Salen así Fausto y Mefistófeles a su cometido, y acuden a buscar a una vieja bruja servidora de Mefistófeles, y le piden que le de a Fausto una pócima (no se aclara el efecto de la pócima en el libro, pero se deduce que es para conservar la juventud). Durante su estancia en la casa de la bruja, Fausto ve en un espejo la imagen de una mujer de la cual queda bastante impresionado, a causa de su hermosura, y exige a Mefistófeles como parte de su trato que le permita conocerla.

Parten desde la cueva al pueblo donde se desarrolla la mayor parte del primer fragmento de la historia, y es ahí donde Fausto ve a Margarita y le ofrece compañía, pero esta rechaza su oferta y se va profundamente consternada por la aparición de Fausto.

Fausto, profundamente enamorado, pide a Mefistófeles ayuda para conquistar a tan linda señorita, pero este le responde negativamente, y se justifica en el echo de que Margarita es una persona libre de pecado, y el no tiene ningún poder sobre ella; a cambio le ofrece ir a su habitación para poder disfrutar por un instante de su espacio.

Ya en la habitación de Margarita, Fausto envía a Mefistófeles en busca de un cofre lleno de alhajas y espectaculares joyas para regalarle a su amada, y poder así abonar el terreno para un futuro.

Se van de la habitación y llega Margarita, y al encontrar el cofre lleno de joyas queda profundamente extrañada y agradecida, se lo cuenta a su madre; y esta ve algo de impío en este extraño suceso y decide contárselo a su confesor, y este le recomienda ceder estas joyas a la iglesia, ya que de seguro algo de diabólico tenia que haber en ellas.

Este suceso no desanima a Fausto, y decide repetir la misma estrategia, pero esta vez con un cofre mucho más rico en joyas y piedras preciosas que le consiguió Mefistófeles. Margarita, sorprendida, se lo cuenta a su amiga Marta, la cual le recomienda que no se lo diga a su madre, ya que seguramente se repetirá la historia del cofre anterior. 

En ese momento llega Mefistófeles, el cual base de engaños consigue un encuentro clandestino entre el, Margarita, Fausto y Marta. En este encuentro Fausto declara su amor a Margarita, y esta le corresponde con el mayor sentimiento de culpa, ya que eso estaba mal visto por la sociedad de esa época. Estos encuentros se repitieron unas cuantas veces y en uno de ellos Margarita expresa a Fausto su inconformidad con Mefistófeles, ya que lo encuentra maligno y perjudicial.

Unas noches después, Fausto y Mefistófeles tienen una riña con Valentín, hermano de Margarita, y le dan muerte. Ellos huyen, pero Valentín no esta completamente muerto. Margarita sale a su auxilio, y con sus ultimas fuerzas Valentín maldice a Margarita y le augura un mal futuro.

En una catedral se encontraba Margarita y es profundamente atormentada por un espíritu maligno, que la maldice y le hace ver lo pecadora que fue.

Mientras esto pasaba, Fausto Y Mefistófeles van a la noche de Walpurgis, confusa parte de la obra en la que Fausto y Mefistófeles hablan acerca de Margarita, y luego de terribles acontecimientos Fausto sale con prisa en busca de Margarita, la cual se encuentra en prisión.

Llegan a la prisión, y se encuentran con el triste hecho de que Margarita será ejecutada la mañana siguiente, y deciden partir, pero Margarita no se van con Fausto, debido a que este estaba acompañado por Mefistófeles, y esto le parecía insoportable. Se van así Fausto y Mefistófeles y dejan a Margarita a su suerte.


Goethe terminó de escribir la Segunda parte de Fausto en 1832, el año de su muerte. A diferencia de la Primera parte, el foco de la acción ya no está centrado en el alma de Fausto, que ha sido vendida al diablo, sino más bien en fenómenos sociales como la psicología, la historia y la política. La segunda parte constituyó la principal ocupación de Goethe en sus últimos años y apareció solo póstumamente en 1832.


SEGUNDA PARTE:

Ambiente medieval, lleno de elementos fantásticos y mitológicos.
 Fausto y Mefistófeles engañando a un torpe y joven emperador haciéndose pasar por brujo y bufón respectivamente.
El imperio se encuentra en crisis económica, y Fausto junto a Mefistófeles le proponen una eficaz solución al emperador, y al ponerla en práctica esto resulto bastante productivo. Es así como el emperador acoge a Fausto y a Mefistófeles en el seno del imperio.

El emperador, a manera de exigencia, pide a Fausto que le traiga a Elena, belleza entre bellezas, y a Paris, mitológico héroe. Esto supuso muchos esfuerzos por parte de Fausto, pero con la ayuda de Mefistófeles lo logro.

En el siguiente acto de la obra, aparece Elena en frente del palacio de Menelao, su padre. Pero es recibida por Forkyas, y esta le comunica que de entrar a palacio será ejecutada por su padre, y que su única salvación es huir. Se va entonces Elena, y llega al palacio de Fausto en donde es recibida con lujos por Fausto.

Se cambia la escena a profundos bosques llega Forkyas al palacio de Fausto y le comunica que Menelao esta próximo a su palacio, y que viene en pie de guerra. Luego tras confusas escenas, desaparece Elena, y Fausto es elevado a la región etérea por el vestido de Elena.
Cae fausto de la nube, y se encuentra con Mefistófeles en lo alto de una montaña. Al escuchar los tambores y la música de guerra buscan a 3 feroces guerreros que les ayuden en su campaña contra el enemigo, y bajan a ponerse a ordenes del emperador. Se desata feroz batalla, y Mefistófeles usa toda su magia para derrotar al enemigo, y con esto se ganan el favor del emperador.

El emperador cede a Fausto un extenso feudo en las costas del imperio, pero el arzobispo le advierte que se esta metiendo con el mismísimo Diablo, y le pide que le otorgue todos los impuestos y las regalías de dicho feudo a la iglesia.

Fausto lleva a cabo su sueño (ganarle terreno al mar) en su feudo, y es así como completa su felicidad plena, y al decirle esto a Mefistófeles, Fausto muere, pero en su muerte se arrepiente, y Mefistófeles es engañado por niños y Ángeles, y se le escapa el alma de Fausto, quedando así inconcluso el pacto.
FIN




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